Me sorprendí mucho al saber que el retinol es una de las formas químicas de la vitamina A. Su uso es realmente popular. Está en multitud de anuncios de cremas antiedad y productos cosméticos en general, junto con el betacaroteno y el ácido retinoico, que están muy relacionados. Así que vamos a ver cuáles son sus propiedades, para qué sirve en realidad, si de verdad es eficaz o no y si puede tener desventajas o efectos secundarios. ¿Queréis averiguarlo conmigo?
Pues vamos allá.
Ya os comenté en la entrada sobre las vitaminas en general que la vitamina A es un elemento imprescindible para nuestra salud. Tiene funciones importantes en lo que se refiere a nuestro sistema inmunológico, el crecimiento óseo y de otros tejidos, y nuestra reproducción; si sus niveles no fueran adecuados durante el embarazo podrían producirse malformaciones en los fetos. También es imprescindible para nuestra visión, en especial la nocturna (y de luces tenues en general). También se le suelen reconocer propiedades anticancerígenas. Os incluyo más abajo enlaces realmente interesantes por si queréis saber más. Nosotros, de entrada, nos vamos a centrar en sus utilidades cosméticas, si os parece :).
La vitamina A en general, además, tiene efectos positivos en la piel que la convierte en un importante principio activo:
- Es útil en el tratamiento del acné; de hecho éste fue el primer uso que se le dio al retinol. El resto de sus propiedades se empezó a aprovechar más adelante.
- Funciona como antioxidante y previene la formación de radicales libres.
- Estimula la producción de colágeno y por tanto «rellena» nuestra piel luchando contra las arrugas.
- Interviene en la producción de melanina y la regula, por lo que también permite tratar las famosas manchas solares cutáneas.
- Favorece la regeneración de la piel, causando un cierto efecto «peeling» que hace que sus capas superiores, más dañadas, se desprendan más fácilmente y sean sustituidas por otras más nuevas.
Por todo esto, se utiliza especialmente en tratamientos antiedad, antiarrugas y de prevención del envejecimiento.
Aquí os tengo que explicar algo un poco químico… En realidad relacionados con la vitamina A hay varios compuestos. A partir de los betacarotenos, en el hígado se produce retinal, la primera forma de la vitamina (por eso esos betacarotenos se consideran provitamina A). Luego, éste se convierte primero en retinol, la segunda forma que toma, y a su vez el retinol en ácido retinoico, la tercera forma. Su grado de efectividad va casi en el mismo orden, siendo el ácido retinoico el más potente, seguido por el retinol.
Pero es tan potente, que su uso es delicado. Si nos pasásemos o fuésemos especialmente sensibles, podríamos tener efectos secundarios desagradables:
- Enrojecimiento y descamación (si provocamos demasiado efecto «peeling»). De hecho, sobre pieles no acostumbradas, es habitual contemplar este efecto en las primeras semanas de la aplicación. Normalmente, y si la dosis no es realmente exagerada, la piel se acostumbra y desaparece, pero…
- Sequedad, picores.
- Hipersensibilidad al sol. Por ello, cuando nos aplicamos estos compuestos es importante evitar la exposición prolongada al sol y sobre todo si nos los ponemos de día debemos usar protección solar. Incluso he observado cierta tendencia a que las cremas con retinol o ácido retinoico sean de noche: de esta manera, pueden actuar durante las horas en las que no nos va a dar el sol en absoluto.
Tened en cuenta también que los tratamientos a base de retinol suelen tardar al menos un par de meses en tener efectos evidentes, por ser menos potente que el ácido retinoico. A cambio, son más seguros, porque el riesgo de que aparezcan estos efectos secundarios es menor (pero significativo).
Así que normalmente, los tratamientos a base de retinol y de ácido retinoico que tienen una cantidad importante en la composición suelen obtenerse bajo receta médica, y es importante que si no sabemos muy bien lo que hacemos nos los apliquemos bajo la supervisión del dermatólogo.
Lo más frecuente, sin embargo, es encontrar productos que los contienen en supermercados, perfumerías… y en ellos la proporción es muy pequeña; así que no corremos tantos riesgos, pero su efectividad es mucho más reducida. Incluso hay casos en los que es tan pequeña que podríamos decir que se incluyen más como propaganda que como principio activo. Una pista para saber si es el caso, es encontrarlo al final de la lista de los ingredientes en la etiqueta, como ya os contamos en esta entrada. Ya que al final de la lista se sitúan los ingredientes menos abundantes en la fórmula; por desgracia no se obliga por ley a poner la proporción real así que es la única pista de la que disponemos… porque casi nadie publica el dato.
Otra forma que se usa a menudo es añadir a las fórmulas compuestos que intervengan en la formación de la vitamina A, como los betacarotenos.
De cualquier manera, da igual si se usa ácido retinoico, retinol o alguna otra sustancia que favorezca su desarrollo, la actuación a través de la piel de la vitamina A tiene un pero. Las capas superiores de la piel son células muertas, y sólo las vivas pueden procesar la vitamina. Así que la proporción de principios activos que realmente llegan a las vivas es pequeña; una parte se pierde al atravesar la capa superior. De ahí que cremas con bajas concentraciones de las distintas formas de la vitamina A o de sus provitaminas no sean eficaces. Es necesaria una mínima proporción en la crema para que el retinol o el ácido retinoico sean absorbidos en cantidad suficiente para tener efectos realmente notables en la piel.
Sobre el retinol, que es compuesto que encontraréis con mayor frecuencia, es interesante saber que se oxida en pocas semanas una vez abrimos un bote de crema por su simple contacto con el aire o por exposición a la luz. Así que si compráis productos que lo lleven, tened cuidado de que sus envases no dejen entrar aire o luz en contacto con el producto, o poco después de abrirlas perderán su efecto. Esta es otra razón por la que a veces se incorporan provitaminas en lugar de alguna de las formas de la vitamina en sí.
De todas formas, la cantidad necesaria de vitamina A para nuestra salud la obtenemos directamente de nuestra alimentación. Se encuentra naturalmente sobre todo en alimentos de origen animal, como carnes (sobre todo en el hígado, donde se procesa), huevos y lácteos principalmente, pero también en verduras de frutos amarillos y naranjas como la zanahoria o la calabaza y verdes como el brócoli o las espinacas. Un truco: si queréis que la vitamina A de las verduras sea más fácil de asimilar, es útil cocerlas al dente. Crudas y más cocidas de la cuenta es menos bioasimilable.
Como veis aunque no os pongáis cremas, puede asimilarse vitamina A con relativa facilidad a través de la alimentación. Además,como se trata de una vitamina liposoluble, el cuerpo la puede almacenar en el hígado, los pulmones y la grasa hasta 1 o 2 años, así que su carencia es bastante rara. Los tratamientos en la piel de las diferentes formas de la vitamina A son tratamientos de choque para conseguir resultados localizados en la piel, y no son realmente necesarios para nuestra salud en general.
En resumidas cuentas la vitamina A es muy eficaz para paliar los efectos del envejecimiento en la piel, en especial el ácido retinoico y, en menos medida, el retinol. Éste último es más asequible y menos peligroso. También se pueden utilizar componentes para favorecer su formación en las células vivas de la propia piel…
Una última curiosidad: habréis visto que es común la raíz retin-, como en «retina». Se debe a que la vitamina A es vital para nuestra visión, en especial de luces leves (visión nocturna). De ahí que surjan nombres como «retinol», «ácido retinoico» o el otro nombre que recibe la vitamina A, «antixeroftálmica».

El nombre del retinol y del ácido retinoico deriva de la presencia de retinol en los receptores de luz leve en la retina.
¿He sabido explicarlo? 😀 He estado manejando bastante información, pero he intentado simplificar para hacerlo lo más fácil y comprensible que he podido. Si queréis más información no os perdáis los enlaces de la sección de las fuentes o preguntad más abajo en los comentarios. (O si no comentad lo que os venga a la cabeza, ¡ya sabéis que agradezco muchísimo vuestros comentarios!
¡Un beso!
Fuentes
http://es.wikipedia.org/wiki/Vitamina_A
http://milksci.unizar.es/bioquimica/temas/vitamins/vitaminaa.html
http://laguna.fmedic.unam.mx/~adh/sobretiros/Vitaminas_cosmeticos/
http://www.dietas.net/nutricion/las-vitaminas/la-vitamina-a.html
4 Comentarios
josefina lopez g
13 febrero, 2014 a las 4:38 pmGracias por esta informacion esta muy interesante pues yo vendo productos de cosmetologia y asi ya se que mas darles de informacion nutricional a las personas que consumen estos productos me parece justo dar esta informacion Gracias
María Monedero
13 febrero, 2014 a las 4:41 pmMe alegra mucho que te guste y más si te va a ser útil 🙂 Muchas gracias por molestarte en decírmelo 😉
william vasquez
9 diciembre, 2015 a las 5:21 pmHola
me puedes hacer el favor de decirme si el lifecell la crema que se promociona por internet realmente sirve? pues hablan de sus ingredientes como el D3PA que apartir de ahí se crea oxido nitric.
muchas gracias
María Monedero
9 diciembre, 2015 a las 5:48 pmLa verdad es que en Internet encuentro información contradictoria sobre si Lifecell es una crema, o una compañía… el sistema de ventas no me gusta porque parece que te «fuerza» a seguir comprando la crema. Lo cierto es que ya desde ahí no me inspira confianza, y no he podido encontrar el INCI (la lista ordenada de ingredientes) como para intentar opinar por mi cuenta. ¿Tienes el enlace, por casualidad, al que te refieres?
Por otro lado, quizás puedas hacer tú una apreciación personal con ayuda de esta entrada: https://rebeautys.com/2013/09/03/inci_y_etiquetado/
Espero haberte sido de ayuda, y si no no te cortes en preguntar ;).