Os adelantaba al hablaros de la protección solar que os explicaría cómo funciona para contrarrestar la oxidación y por tanto reducir el envejecimiento de nuestra piel, y para ello es imprescindible hablaros de los radicales libres. Eso sí, os aviso: os lo voy a explicar a mi manera. Así que en el texto lo explico de manera un poco más seria (pero asequible), pero tengo que sacar estos dibujitos tontos de mi cabeza y no soy demasiado buena dibujando… 😉 Sé que no sois niños y espero que no os molesten los dibujos, a mí me parecieron divertidos 🙂
No sé si lo recordáis de aquel artículo, pero os conté que los rayos ultravioletas que nos llegan del sol son dañinos porque vienen cargados positivamente. ¿Qué significa eso? Pues que les faltan electrones. Así que van “robando” electrones (que tienen carga negativa) a los átomos que tengan alrededor. Su carga positiva se compensa con la carga negativa de los electrones, por así decir, y se quedan «completos».
Cuando cogen los electrones de las células de la piel, lo que resulta es un radical libre: moléculas a las que les faltan electrones porque se los ha robado la radiación ultravioleta del sol o algún otro agente oxidativo. Para «completarse» ellos irán «robando» también electrones a los átomos y moléculas que tienen alrededor… El robado se encontrará con que le faltan electrones, así que a su vez robará electrones a otro… Y así sucesivamente.
El caso es que este proceso se irá repitiendo una y otra vez, ya que los átomos no pueden evitar lo de robar los electrones que les faltan, es una especie de cleptomanía que viene grabada en la composición de la materia 😉 . Y es un proceso normal, pero que si no se detiene se encadena y se va repitiendo una vez, y otra, y otra… si se repite demasiadas veces en la piel, se produce lo que se llama estrés oxidativo, y las células pueden ir sufriendo daños.
Esto no ocurre sólo en la piel, pero nosotros vamos a quedarnos aquí porque es lo que compete a la temática de esta web 😉 . Lo que sí os digo es que si bien los rayos UV (ya os expliqué lo que son aquí ) son una causa muy frecuente de la formación de los mismos, lo cierto es que hay otros factores o agentes oxidativos que también lo provocan: la contaminación ambiental, el tabaco, o la alimentación, por ejemplo, también influyen. El contacto con el oxígeno en el aire de la piel, sin ir más lejos, favorece la aparición del estrés oxidativo, de ahí el nombre; al fin y al cabo el óxido aparece cuando un material se combina con oxígeno 😉 .
Y es que cuando hablamos del estrés oxidativo estamos hablando de algo que ya conocéis. Es lo que, a largo plazo, produce envejecimiento acelerado según vimos al hablar de la protección solar: engrosamiento y acartonamiento de la piel, daños celulares incluso a nivel ADN, y en el peor de los casos, las células son dañadas hasta tal punto que pasemos a hablar de cáncer de piel…
Todo esto sucede sobre todo cuando a los radicales libres les da por «robar» ese electrón que les falta a ciertos componentes de la piel. Cuando se la roban a las moléculas de las membranas celulares como los lípidos o las proteínas pueden dañar el ADN; cuando atacan a las fibras del colágeno la elasticidad de la piel se pierde y se apaga.
Primero que nada, tened en cuenta que este proceso encadenado es normal, y pasa continuamente. El problema no es que haya radicales libres, sino que sean demasiados de forma que los mecanismos que tiene el cuerpo contra él no puedan reducir su acción. Es entonces cuando se llega al punto del estrés oxidativo.
Y para parar el proceso, necesitaremos elementos que aporten esos electrones sueltos que piden los radicales libres para neutralizarse, para que se los roben a ellos en vez de a las células de nuestra piel. Y estos son los llamados antioxidantes, que son una forma fantástica de evitar el envejecimiento prematuro. Porque no sólo ceden electrones, sino que no piden electrones extra después de hacerlo, no se vuelven «cleptómanos» 😉 .
Un ejemplo de componente que puede hacerlo es la vitamina E, que puede ceder esos electrones sin que afecten a otras células… pero de esto hablaremos en una próxima entrada, cuando hablemos de los tocoferoles y la vitamina E. De momento, tened en cuenta que hay antioxidantes no solo en vuestras cremas, sino también en una buena alimentación. La vitamina C y la vitamina E, sin ir más lejos, están en los alimentos, y tienen de forma conjunta efectos antioxidantes. Así que ya sabéis: a comer sano y bien.
En fin, espero que me perdonéis pero tengo la impresión de que a muchos nos cuesta entender algunos términos químicos como las fórmulas químicas, las cargas magnéticas y demás; y pensé en explicarlo de manera más fácil. Y luego me vinieron a la idea estas viñetas… no sé dibujar apenas, pero tenía que intentarlo 😉 . Espero que ahora todos entendáis un poco mejor qué son los radicales libres y los antioxidantes. Y si os sentís valientes como para ir un poco más allá y usar términos sólo un poquito más especializados, os ofrezco estas dos fuentes, mucho más precisas y científicas pero no demasiado complicadas.
¡Un saludo!
Fuentes:
- http://estresoxidativo.com/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=22&Itemid=34
- http://cosmeticosaldesnudo.blogspot.com.es/2014/09/radicales-libres-ese-gran-desconocido.html?showComment=1410200750336 (Me encanta el blog de Cristina, no puedo menos que recomendároslo ;).
Otras entradas que os pueden interesar relacionadas con esta:
- Protegerse del sol… pero ¿cómo? ¿y por qué?
- Algunos antioxidantes de los que hemos hablado en el blog:
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 Unported
16 Comentarios
Eli Dumas
7 octubre, 2014 a las 12:19 pmEstupenda entrada, como siempre. Muy comprensible para los no iniciados como yo. Y los dibujitos muy monos, yo ni me atrevería. Muchas gracias por compartir y hasta pronto!
María Monedero
7 octubre, 2014 a las 12:32 pmGracias a ti, Eli 🙂 Te echaba de menos por aquí 🙂
Andie
7 octubre, 2014 a las 9:48 pmMuy buena explicación. Y por cierto me han gustado los dibujos.
María Monedero
7 octubre, 2014 a las 10:22 pm¿En serio? ¡Muchas gracias! 🙂
Rosa Sánchez Martínez
8 octubre, 2014 a las 2:32 pmHola María, me ha encantado tu post, es ameno y muy asequible. Pero me veo obligada a censurarte una cosa, has hecho unos radicales libres tan cuquis, que me has quitado las ganas de luchar contra ellos!!! 😉
Un abrazo, guapa.
María Monedero
8 octubre, 2014 a las 2:35 pm¡Jajajajajajajaja! ¡De eso nada, a cuidarse mucho! 🙂
Me encanta esta censura que me hace reír, muchas gracias ^^
Diana
8 octubre, 2014 a las 6:15 pmSin perdón, mil gracias por hacernos más sencillo el comprender todo esto, que muchas veces leemos mil términos y nos sentimos perdidas : )
sonia diego martínez
9 octubre, 2014 a las 7:38 amMuy interesante, muchas gracias guapa!!
María Monedero
9 octubre, 2014 a las 7:53 amGracias a ti por pasarte guapa 🙂
M Angeles Guerra
9 octubre, 2014 a las 8:12 amGracias por la información.
Besitos
María Monedero
9 octubre, 2014 a las 12:03 pmA ti por pasarte, Ángeles 🙂
Raquel
9 octubre, 2014 a las 1:02 pmMuy entendible! Los dibujos monísimos 😀
María Monedero
9 octubre, 2014 a las 1:10 pmMe alegra que te hayan gustado jeje
sonia diego martínez
10 octubre, 2014 a las 11:14 amMuy interesante, gracias por toda la información.Besis.
NORALINA BARRIOS
13 octubre, 2014 a las 5:15 amMuchas gracias María. Muy agradable la forma como abordas un tema para muchos complejo, me encantó!. Explicación sencilla, muy didáctica y muy amena. Si me lo permites me gustaría utilizar tu información par mis talleres. Abrazos
María Monedero
13 octubre, 2014 a las 7:49 amMe alegro de que te haya gustado 🙂
En cuanto a usar la información, si te fijas al final de cada entrada suelo poner una licencia Creative Commons 🙂 Mientras te ajustes a ella, por mí hay problema 😉 Básicamente nómbrame cuando lo uses y hay permiso para usarlo automáticamente si no es con ánimo de lucro 😉
¿De qué son tus talleres, Noralina? 🙂